San Sebastián es uno de los principales barrios con que cuenta la ciudad. Tiene en su cúspide la esbelta y hermosa torre que corona el sencillo templo, donde venera a su Santo, San Sebastián. La devoción hacia esta imagen, data de tiempos remotos. Según la tradición, fue traída de San Juan B. del Teúl (hoy González Ortega, Zac.), en las postrimerías del siglo XVII por una viejecita que habitó una choza cerca de la Iglesia de hoy, la cual inició la celebración en la siguiente forma: Con gran fervor y devoción hacia su Santo, al llegar el 20 de enero invitaba a vecinos y familiares para rezarle, en cuyo tiempo se le prendían lámparas y ceras, lanzándose cohetes al espacio. Posteriormente la celebración tuvo más seriedad; la viejita de referencia, repartía la celebración por día a cada uno de las personas mas distinguidas del barrio, quienes la celebraban con mayor alumbramiento, la viejita agradeciendo lo que ofrecían a su santo, regalaba al medio día sabrosa comida consistente en platos rasos de “picadillo”, y por la noche, jarros desbordantes de tepache o tejuino (fermento de fécula de maíz elaborado con esmero) a los siguientes años llevaban a la celebración músicas, cohetes y castillos de luces, y después de quemar esto seguía el juego de cascarón con ritual llamado “ papaqui”.
Ya al principio del siglo XVIII tal ves movidas por el encargado de la doctrina o algún sacerdote, hicieron que participara la totalidad de los vecinos del barrio, arraigando la fe y las costumbres que en la actualidad han sufrido tan ondas modificaciones.